ELABORACIÓN

El proceso se inicia con la obtención del llamado mosto yema, el primero que sale tras el prensado de la uva. Este mosto fermenta y reposa durante un año en tinaja y luego pasa a iniciar la fase de crianza en bota por el sistema de criaderas y solera, donde comienza la crianza biológica y el desarrollo del velo de flor. La crianza biológica, la más importante aportación de Andalucía a la enología mundial, transforma el vino recién fermentado, que en un principio era frutado, en un vino con mucho menos cuerpo y más finura, más ligereza en boca y, al mismo tiempo, con más fragancia y muchos más aromas.

UVA: Pedro Ximénez.

TEMPERATURA: Estos vinos deben consumirse frescos, entre 9 y 12ºC.

NOTAS DE CATA: El fino es un vino limpio, brillante, transparente, de color amarillo pajizo a oro viejo, con tonalidades oliváceas propias de la uva Pedro Ximénez. De una gran complejidad aromática, en nariz es elegante, punzante y delicado, con aromas propios de la crianza biológica que recuerdan a la levadura, masa de pan y almendra. En boca es seco, con entrada amable y ligera, un punto salino y levemente amargo, ligero y fragante al paladar.

MARIDAJE: Con su potente carácter salino y elegante amargor es un gran aperitivo. Armoniza especialmente bien con mariscos y pescados. También con frutos secos, jamones e ibéricos hace una magnífica combinación, sin dejar atrás salazones, embutidos y quesos no excesivamente curados. Además, al ser un vino con menos acidez, acompaña bien a platos complicados como las ensaladas. Los de mayor crianza hacen amistades con algunos pescados de sabor potentes, tipo lubina, dorada y salmón. Con productos difíciles de maridar, como las alcachofas o cardos, va muy bien debido al amargor final y la suavidad de textura, sobre todo si es fino en rama. En la cocina asiática encuentra una suma de sensaciones y matices sorprendentes.

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